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jueves, 30 de noviembre de 2017

CARTAS COMPARTIDAS (SEGUNDA ENTREGA)




 15 colaboradores de CUENTOS CUENTOS CONTIGO, se han sumado a la propuesta de escribir una carta con destinatario libre para compartirla con todos nosotros. 
En esta entrada os ofrecemos una segunda entrega con cinco de las cartas recibidas y sus autores correspondientes: MARTA REDONDO, LUIS FERNANDO GONZALEZ, CONY SALOMÓN, Mª DEL CARMEN GONZALEZ PINILLAS, ANA IBIS SANCHEZ



CARTA DE INVIERNO
 (Marta Redondo)

Querido amigo:

Ya se que me has dicho que no te hable.
Que me has rogado que no te busque.
Que me has urgido para  que te olvide.
Pero es que los grillos me susurran repetidamente al oído tu nombre cuando cada noche camino por esta vereda bajo el cielo estrellado cuando salgo del trabajo.
Desde que te fuiste ya no acierto a recrearme contemplando las mimosas que se mecen en el árbol cuando paseo por la alameda del parque en el que me diste la mano por primera vez. Recuerdo la primera vez que viniste a buscarme. Cinco minutos por estar contigo lo merecen, me dijiste.
  Enredados, entre los brotes de los tamarindos,  adivino, bajo la  luz de las farolas, los posos de  aquellas miradas que me acariciaban cuando paseábamos enlazados haciendo proyectos que ninguno de los dos creíamos posibles alcanzar. Pero caminábamos desgranando sueños revoltosos que peinábamos acuñados por la brisa que nos regalaba la noche. Cerca de nosotros, el río discurría sereno.
Mientras recuerdo tus inexplicables silencios intento descifrar una vez más la razón por la que no he podido olvidarte mientras cavilo por que tú tampoco has logrado borrarme de tu recuerdo.
El desgranar de los días ha conseguido robarnos muchas cosas pero no ha borrado ni uno solo de los momentos que me legaste, los nombres que me prestaste o las vivencias que remontándote a lo más íntimo de tu alma quisiste compartir conmigo. 
No tengo demasiadas fotos. Nunca te gustó compartir reliquias ni fuiste amigo de obsequios materiales pero guardo entre mis más preciados bienes aquel bote de cenizas con las fotos de aquella mujer rubia que tanto significó en tu vida quizá por la dolorosa huella indeleble que te dejó a su paso.
Recuerdo la noche en que te fuiste, aquel olor a lilas que perfumaba la estancia vacía de muebles en la que nos dimos el último abrazo. Un abrazo que me supo a suspiro agonizante...como el amor que nos cobija y que se resiste a marchar...como esa enredadera erradicada que pugna por retozar rebelde mostrando sus verdes garras por cualquier lado del terruño.
Quisiera que ese jardín que cuidas con tanto esmero fuera la piel en la que yo habito. Que me mimaras, abonaras y cuidaras con el mismo esmero que acaricias las suaves flores de los jazmines que pronto asomarán en esta primavera prematura que amenaza con alterar el ritmo normal de las estaciones. 
Nosotros ya entramos en nuestro invierno.
Ayer peiné varias nuevas canas. Pero me resisto a disfrazar la verdad engañando al tiempo. Soy lo que soy y detesto la mentira, por eso siempre me costó encajar una parte de este amor que aún pervive pese a la distancia y el tiempo. ¿Será verdad que nos hemos querido? ¿O simplemente nos dejamos seducir por un sueño sin desenlace que nos endulzó como una quimera para que tu y yo hayamos podido soportar la hedionda herida que la rutina abrió en nuestros pechos sedientos de novedades?
Al declinar de mi vida quiero hacer recuento de las citas que planeamos y que nunca llegaron a producirse, aquellas escapadas deliciosamente perversas que nos llevaban a Paris para caminar cogidos de la mano a orillas del Sena. Conseguimos ir, pero separados por años y gentes que nos revelaron las delicias de la ciudad de la luz.
Mientras te escribo esta carta espero a que mi hijo venga a buscarme. Vamos al cementario. Su padre falleció ayer. Le quisimos mucho. Juntos hemos tenido una vida tranquila y apacible. En sus brazos hallé la serenidad y reposo que mi alocado temperamento necesitaba para vivir una vida de paz. La que nunca alcanzamos mientras estuvimos juntos.
Creo que esta será nuestra misiva número cincuenta desde aquella primera que me escribiste en la que me rogabas encarecidamente que no te hablara, ni te buscara y que te olvidara.
Ya ves que por enésima vez no te he hecho caso.
Cuídate mucho y no abuses del deporte. Ya no estamos en edad de hacer locuras aunque daríamos lo que fuese por hacer una juntos. Seguramente la última. Un guiño a esta juventud que ya nos abandona mi querido amigo.
Te quiero...no lo olvides. Siempre acaba escapándose este final revoltoso.

Tuya Violeta.

PD. Felicidades por tu pequeño nieto que tiene la misma deliciosa sonrisa que ese abuelo tan guapo. Me gusta esa foto que me has enviado.  Y ese hoyuelo en la barbilla…el mismo que tiene mi hijo Arturo. Un rasgo que se hereda sin duda alguna.



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CARTA A UN RECLUTA
(Luis Fernando Gonzalez)


Estimado Sinforoso:
Espero que al recibo de esta te encuentres tan bien como nosotros te deseamos.
Tu madre me dice que te escriba estas letras para que te tenga informado sobre las cosas que pasan en el pueblo y mayormente en tu casa. Yo al principio me resistía por la falta de tiempo, pero ante la amenaza de un buen coscorrón, decírselo a los otros mozos del pueblo y que me tirasen al pilón y que el otro posible escribiente sería el cura que lo oiría sin confesión, he dejado un poco aparcao lo de la yerba y el ganao y he buscado el tintero y el plumín que tenía por ahí olvidaos. Y bueno, para ser sinceros, algo también ha influido la corra de chorizos que me ha traído a la cocina en la hora justa en que la Paca me estaba preparando la cena. Por suerte los güevos fritos hoy tendrán compañía…
Lo primero contarte lo de tu hermano, el Honorio. Ya sabes que desde hace tiempo andaba rondando la moza de “los Cortizos”, la pequeña de las cinco hermanas, pues por fin se han decidido y van a dar el paso. Si ese paso que acerca a las personas al Altar para quel cura les diga cuatro latines y les deje ya unidos con la cadena de los anillos para toda la vida. La boda dicen que la harán en mayo, “el mes de las flores” nos dice siempre la tontorrona della, como no tiene que ir a arar con la burra para plantar las maíces… Pero bueno, no digo más que tu madre tiene la mano abierta y como diga algo en contra de su futura nuera el castañazo no me lo quita naide. Mira a ver si puedes hablar con el sargento y le vas avisando para que en esa fecha te dé permiso y puedas venir unos días por aquí, que ya sabes que la ronda y la murga a los novios la primera noche es una tradición muy asentada y no la puedes dejar de pasar.
Dice tu madre también que la gocha ya parió seis cochinillos muy hermosos, que baja todos los días a la cochiquera a verlos mamar y que es una gloria verlos, aunque para mí pienso cuando lo dice que si gloria es tenerlos delante en la sucia pocilga, más gloria será cuando estén en el plato con una buena jarra de vino. Pero habrá que esperar para eso, que no sé yo si para Navidad podremos mojar en salsa de gorrino, pues de chorizo y lomo ya tenemos en todo el año..
Otra cosa importante es lo del Nemesio, el hermano pequeño, que andaba un día cuidando las vacas y por entretenerse no se le ocurrió otra cosa que
ponerse a jurungar con la aguijada en un agujero en la tierra y resulta que era un nido de esas avispas terreras, que no hacen más que un pequeño buraco por donde entrar pero que luego tienen el nido dentro. Pues no veas como le pusieron la cabeza, de nada le sirvió tener la cabeza dura como dicen que tiene, le salieron unos ronchones que parecía que los piojos cagaban boñigas. Habría que haberlo visto corriendo por el camino y apartando a las vacas que también iban mosqueadas, o por mejor decir avispadas, con el zumbido cerca de sus cuernos. Ya irá aprendiendo, que estas cosas lo bueno que tienen es el escarmiento, y para otra vez usará el palo para lo que sirve, para azuzar a las vacas y nada más.
No me se olvida contarte lo del Bartolo. Ya sabes que en su familia siempre se las han dao de ricos y pudientes y no es de extrañar pues la herencia que les dejó el Ambrosio, su agüelo, era de las más sonadas en la comarca. Las cuatro tierras grandes y el güerto junto al río muchos las quisieran para sí, pero fue Bartolo el que se las quedó cuando sus hermanos marcharon a la capital y al extranjero. Pues te digo que ahora se ha comprado un tractor, uno de esos pequeños sin cabina, pero bueno para meterse por los caminos del monte. Y ahí le tienes tol día montao, como si llevara un jamelgo de esos que dicen de Bretón, más orgulloso y hinchado que los pavos del corralón. Ya no se quejará tanto de salir con las vacas a arar, siempre diciendo que si las tierras son muy grandes, que no sé si merece tanto esfuerzo para lo que rentan… Pues mira, vaya si le han rentao digo yo.
En el corro de los aluches volvió a ser campeón ese al que llaman “El Jato”, sí, ese de Velilla que baja todos los años y se lleva el trofeo. Grande es como para que gane a cualquiera y con lo que ha crecío algún día pasará de Jato a Toro, como siga por ese camino… De aquí del pueblo no se presentó nadie, iba a pelear el chico del Miguelón, que presumía de haber aprendido algunas llaves y con solo verle se conoce que es tan bestia como su padre, pero al final dijo que no iba porque se había mancao en una pierna y no pisaba bien. No sé, será verdad eso, pero para mí que más mancao quedó pasando la noche antes del corro en el pajar de Luisón, que pasaba yo tarde viniendo de la tasca y las voces que oía no creo que fueran de fantasmas.
Y bueno, por lo demás la vida en el pueblo sigue igual que cuando tu marchaste el año pasao. Ahora que empiezan los fríos y las noches se alargan nos reunimos casi todos en la cocina para contar los cuentos o más bien los cotilleos y chascarrillos de otras zonas. Cada día vamos a casa de uno, pues no es plan de que bebamos siempre el vino de la misma bodega. Por agora la casa de la Antonia se lleva todas las papeletas para repetir siempre que se pueda, nos saca el vino tinto y no sé lo que le echa que gana a los otros pero de largo. No echamos de menos para nada el orujo que nos templa cuando volvemos con el ganado.
Nada más te escribo que tu madre ya cogió la hogaza y con cada trozo que reparte uno se queda ella que moja en el vaso como el cura con la hostia pero sin bendecir. No creo que te diga más, así que me despido en su nombre y en el mío, que mis tripas también empiezan a gruñir.


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CARTA A LOS CORINTIOS
 (Cony Salomón)


En aquellos días, Jesús andaba predicando en Jerusalén. Ante una gran multitud, dijo:
-Soy la voz que clama en el desierto.
Después de un breve silencio, añadió:
-Hermanos, si no estáis buenos, estaréis malos.
Les otorgó la bendición y comenzó a caminar alejándose…
La multitud se quedo pensando. –“¿Qué ha querido decir?”.
El más listo de todos habló:
-Quiso decir que tu mano derecha no se entere de lo que hace tu mano izquierda.
Los políticos que estaban entre la gente se miraron unos a otros y enérgicamente,  se frotaron las manos. El cabecilla exclamó:
-Este Jesús sí que sabe de ciencia política.


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CARTA A LA RAZÓN
 (Mª del Carmen González Pinillas)



          C/ La razón de la vida,
                                                  Nº identifcable, pero no a primera vista
                                                             (Cualquier lugar del mundo)


Compañera razón.
 Quizás en el momento de presentarme y saludarte, recuerde muchos momentos en los que no te he tenido en cuenta. Quizás te he disfrazado demasiadas veces o he puesto demasiados velos, que me impedían llegar a tu RAZÓN de existir. Tu presencia, aún así, no me ha dejado nunca indiferente. Quizás sea el momento de dar gracias, pues tu” sino” de existir es incuestionable. Eres como un viejo amigo al que nunca se olvida; no le ves, pero siempre le llevas contigo. Por eso, empezar a contarte toda una vida sería arduo y eterno. No quiero sorpresas, ni lágrimas, ni pena… solo quiero expresarte mi sentir, mi estar en esta senda, donde presente te tengo a toda hora y es cuando más desbocados están los caballos de mi alma, de mi ser, sin saber domar esa furia y esa fuerza, para que pazcan mansos y felices en el rellano de esa felicidad tan deseada. ¡Tengo tantos miedos! y cuantos más miedos tengo más me tropiezo con piedras en el camino, que no las veo. Tengo miedo a la noche con sus fantasmas, tengo miedo a la noche con sus demonios , que se despiertan cuando yo quiero conciliar el sueño y me desvelo. Tengo miedo a las fuentes, con su agua clara y transparente, tal cual espejos, en los que se refleja mi rostro triste y cansado. Tengo miedo a la mañana, a la luz, al sol, que me recuerda que tengo que vivir y ¡no sé cómo! que tengo que seguir ¡y no sé cómo! que tengo que reír y ¡no sé cómo! Tengo miedo a la luna, que me contempla y en su rostro refleja toda mi pena. Tengo miedo a la risa que trae al llanto. Tengo miedo a la soledad que me atormenta y me engaña, haciéndome creer que no estoy sola. ¡Entenderé tu desconcierto con tanto miedo! Es como una lucha con uno mismo y a la vez con el mundo. No hay capa ni hay espada; sin embargo, es un constante campo de batalla. Mi cuerpo es como si estuviese atrapado entre dos muros, que ni el paso del aire por entre ellos pudiese respirar su silbo. Quiero pensar y soñar que un día invadirás mi mundo y que no tendré que escribirte para escupir esta triste realidad que ahora mismo me atormenta. Con quererte y entenderte me sobrarían “razones” para seguirte. Espero que esta misiva no la tomes como un echarte en cara tu existencia, sino que al dirigirme hacía ti expreso todos esos monstruos, miedos… que acechan constantemente; y deseo, al contemplarte como figura presente frente a mí, mientras escribo estas letras, me ilumines con tus dones de hada y mensajera. Me despido de ti, no con tristeza, sino con el sentimiento de que me leerás despacio, con mesura, ¡cómo tiene que ser!, que tu dirías. Gracias amiga por emplear un poquito de tu tiempo en leer mis palabras. Sin más se despide tu fiel amiga, Carmen



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CARTA DE ANA IBIS


LEÓN a 17 de Marzo 2014.
                                    
Nena, es muy difícil para mi escribirte hoy, como para ti vivir éste día.
Yo debo y tengo que hacerlo; tú tienes que vivirlo!!!!!
Estamos rota, partidas, quebradas, desgarradas; de eso no cabe ni duda ni otra opción.
Tenemos que sufrirlo, sentirlo; es la única manera de aprender  a vivir con ello dentro, pero quieto, calmado, tranquilo, en paz; nunca menos intenso, sino más acurrucadito en nuestros corazones.
Sientes que te quedas vacía, ausente, bloqueada, en blanco total.
Nada te llena, nada te ocupa, nada te saca del dolor, los colores se pierden!!!!
El aliento, la fe, la esperanza, la fuerza, la motivación, el ánimo, el coraje, el valor; todo se esfuma de ti.
Todo se derrumba!!!!
Sientes que parte de ti se ha ido a un lugar frío y lejano; tan frío y lejano que nada más podemos ir a él una vez.
Allí ahora está nuestro pequeño y duele cojone, como duele!!!!!!
Lacera, lastima, hunde, ciega, destroza, mueres un poco o mucho también.
Te debo, estar ahí; compartir tan salvaje partida; brindarte mi hombro, mi abrazo, mi consuelo, mis mimos; que sin otra opción posible, en mis circunstancias; van en éstas letras.
Hace hoy 41 añitos en el seno de la madre Naturaleza; rodeada de aire puro, calor tierno, a la sombra de un árbol, viste la luz!!!!!!!!!!!! No pudiste tener mejor nacimiento; fíjate si eres dura, fuerte, grande; que desde que naciste ya estabas desafiando a la vida misma.
Eres una campeona nata, una luchadora empedernida, una vencedora de pura cepa, por encima de todo y de todos.
Que dicha grande tenerte muchachita y mira que has dado lucha desde entonces.....
Pero también has dado mucho amor; y te has hecho amar por los tuyos; los de sangre, los de espíritu, los de complicidades, los compañeros, los vecinos, los pacientes, amores todos.
Como y cuanto te amamos peteca!!!!!!
Yo, haciendo un recuento de nuestras vidas, de tú vida; creo haber sido la más cruel contigo; siempre exigiéndote más, intentando hacerte mejor, formarte mejor, darte el mejor de los ejemplos; evitarte fracasos, desilusiones, malos momentos; en fín siendo un poquito más Madre que hermana; groso error.
Dejamos por casi toda nuestra vida, perder lo celestino del vivir, lo osado, lo divino, lo arriesgado, lo mutuo, lo cómplice; que groso error!!!!
Pero cuando vamos caminando por esa senda que le llaman vida; no nos damos cuenta.
Hay que sufrir janazos como éste, para notarlo, sentirlo, sufrirlo y superarlo.
Hoy hermana querida; colmada de una tristeza que siento se perpetúa en mí y en el dolor más profundo por nuestro duelo; quiero pedirte perdón por no haberte hecho más feliz; por no haberte dado más de mí aún; por no estar cuando me has necesitado; por no entenderte como me hubiera gustado; por no saber estar a tú altura de alma, por no lograr sacar lo peor de mi para poder entregarte lo mejor.
Quiero pedirte perdón por no ser mejor hermana, mejor amiga, mejor compañera, en el difícil viaje de la vida.
Quiero pedirte perdón por pretender hacer de ti otra de mi.
Quiero pedirte perdón por quererte tanto y más; por no saber canalizar ese infinito cariño, para que llegara a ti de la mejor manera y en toda su inmensidad.
Quiero decirte y más que ello hacerte sentir; que por encima de las diferencias, las peleas, las incomprensiones, los conflictos; prima y prevalece en mí un amor muy puro, tanto que creo te conozco como si hubieras salido de mi y lo sabes.
Porque te conozco muy mucho; hoy siento que tengo y debo escribirte.
Para que sepas y sientas como lo voy viviendo yo; cuanto necesito como nunca antes, tú empuje, tú energía, tú apoyo, tú motivación, tú coraje, para compartir tan tamaño dolor; hacerle trampas; las trampas del amor, del recuerdo, de la paz que da haber sido lo mejor que pudimos con él.
Las tantas veces que fuimos su guía, su sostén, su bastón, su ejemplo, su luz, su orgullo, su apoyo, su tranquilidad, su manta, su abrigo, su sombra, su amparo, su cobijo, su cómplice, su público, su compañía, su despertar, su protección, su cuidado, su desvelo, su todo y más.
Tienes mi hermana del alma, que dejarlo partir; sufrirlo, pero superar la tristeza con la enorme misión que tenemos de darle lo mismo y más a nuestra Lianelis.
Sé que lo que te voy a decir es pura utopía; pero que sería de éste mundo sin las utopías?
Tengo y debo decirte que por encima de nuestro dolor, intentes hoy regalarte en mi nombre y el suyo un poquito de alegría, alguna pizca de FELICIDAD, por pequeñita que sea.
Allí donde quiera que él esté, será todo lo feliz y estará todo lo alegre que tú sea capaz de vivir en ti, por él; por los que te amamos; por los que te deseamos pases un lindo día, mi peteca de polón lindo.
Todos nuestros besos vuelen hasta ti; hasta él.
Te abraza fuerte y largo,
Tú hermana.




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